Víctor Maturana:
“Si buscas resultados distintos, no actúes siempre de la misma forma”
Desde siempre se ha resistido a los moldes y las categorías, hoy al cumplir treinta años de trabajo artístico, sus obras son expuestas en la Sala Azul de Arte, Punta Arenas.
El artista visual y académico porteño de la Universidad de Playa Ancha, Víctor Maturana Leighton, ganador del Premio Nacional de Grabado en 1982, ha expuesto en diversas salas del país y el extranjero. Es miembro fundador y coordinador del Centro de Grabado de Valparaíso. Como docente, es gestor de la especialidad de Artes Gráficas para los estudiantes del Liceo Politécnico José Francisco Vergara de Gómez Carreño en Viña del Mar.
La cotidianidad y sus objetos desfilan por las obras de Maturana con la soltura que lo hiciera él mismo en cada uno de los espacios que ha ido ganando a través del tiempo, ya sea como docente o realizador artístico. Aparecen entonces cajas, zapatos, colgadores de ropa, corbatas, camisas y tornillos los que grabados y estampados adquieren nuevas características siendo resignificados.
En ocasiones el artista parece difuminarse por completo de la escena y entregarnos tan sólo la obra para que ella hable por él, sin embargo, a continuación entregamos algunas ideas fundamentales sobre las que descansa el universo de Maturana.
En un primer momento, recalca la diferencia que existe entre “mirar” y “ver”. “La mayor parte de lo que conocemos es lo que vemos, pero tenemos que aprender a verlo, desde las artes visuales, desde el sentido de la vista”. Dicho ejercicio implica desarrollar el camino que nos lleva a “mirar bien”. En esta doble condición de Maturana como profesor y además artista visual, arrojará la importancia y valoración de la experiencia; el “aprender haciendo” y de ahí que se aprenda a mirar, mirando. Así, el ejercicio se configura como el principal maestro, entonces la visión aprende de sí misma. Ahora, entender dicha mirada y expresar ese mirar significa para el artista una tarea de vida “ser capaces de construir una realidad nueva”.
Sin embargo, nuestras ideas y pensamientos son un reflejo de la realidad del mundo, percibida ésta sensorialmente, al respecto, Maturana plantea un soporte hipotético plenamente creativo y funcional en la composición y el método: la teoría del caos.
El artista visual erige así un camino y una metodología para enfrentar el proceso creativo, no obstante, Víctor nos advierte: “el orden estricto desde la observación hasta el razonamiento; el repetir dichos puntos y secuencias, parámetros y modelos terminan negando por completo la innovación”. Este, a su juicio, parece ser uno de los tantos errores “metodológicos”, agrega: “Nuestra vista, es decir, el sentido que hemos escogido como la puerta de entrada a nuestro cerebro, también nos provoca muchas confusiones. El equilibrio es un concepto fundamental en la percepción de la belleza en la generalidad de los seres humanos, si agradamos al ojo, el cerebro encuentra bien el resultado, esto explica por qué buscamos patrones, moldes y reglas desesperadamente, organizando resultados y encontrando fuentes fiables, en definitiva, le estamos restando a la creación.”
Algunos teóricos proponen en este entendido el “control de los puntos de caos”, sin embargo, Maturana plantea precisamente lo contrario, ofreciendo bifurcaciones donde el proceso creativo no aparezca quieto y empantanado cual símil fotográfico, sino del todo vivo, generando espacios donde cohabiten distintas formas portadoras de sentido, muchas veces cotidianas, las que construirán modelos nuevos para experimentar lo encontrado. No la misma belleza, sino una belleza nueva.
Juan Leiva Sabaj
“Si buscas resultados distintos, no actúes siempre de la misma forma”
Desde siempre se ha resistido a los moldes y las categorías, hoy al cumplir treinta años de trabajo artístico, sus obras son expuestas en la Sala Azul de Arte, Punta Arenas.
El artista visual y académico porteño de la Universidad de Playa Ancha, Víctor Maturana Leighton, ganador del Premio Nacional de Grabado en 1982, ha expuesto en diversas salas del país y el extranjero. Es miembro fundador y coordinador del Centro de Grabado de Valparaíso. Como docente, es gestor de la especialidad de Artes Gráficas para los estudiantes del Liceo Politécnico José Francisco Vergara de Gómez Carreño en Viña del Mar.
La cotidianidad y sus objetos desfilan por las obras de Maturana con la soltura que lo hiciera él mismo en cada uno de los espacios que ha ido ganando a través del tiempo, ya sea como docente o realizador artístico. Aparecen entonces cajas, zapatos, colgadores de ropa, corbatas, camisas y tornillos los que grabados y estampados adquieren nuevas características siendo resignificados.
En ocasiones el artista parece difuminarse por completo de la escena y entregarnos tan sólo la obra para que ella hable por él, sin embargo, a continuación entregamos algunas ideas fundamentales sobre las que descansa el universo de Maturana.
En un primer momento, recalca la diferencia que existe entre “mirar” y “ver”. “La mayor parte de lo que conocemos es lo que vemos, pero tenemos que aprender a verlo, desde las artes visuales, desde el sentido de la vista”. Dicho ejercicio implica desarrollar el camino que nos lleva a “mirar bien”. En esta doble condición de Maturana como profesor y además artista visual, arrojará la importancia y valoración de la experiencia; el “aprender haciendo” y de ahí que se aprenda a mirar, mirando. Así, el ejercicio se configura como el principal maestro, entonces la visión aprende de sí misma. Ahora, entender dicha mirada y expresar ese mirar significa para el artista una tarea de vida “ser capaces de construir una realidad nueva”.
Sin embargo, nuestras ideas y pensamientos son un reflejo de la realidad del mundo, percibida ésta sensorialmente, al respecto, Maturana plantea un soporte hipotético plenamente creativo y funcional en la composición y el método: la teoría del caos.
El artista visual erige así un camino y una metodología para enfrentar el proceso creativo, no obstante, Víctor nos advierte: “el orden estricto desde la observación hasta el razonamiento; el repetir dichos puntos y secuencias, parámetros y modelos terminan negando por completo la innovación”. Este, a su juicio, parece ser uno de los tantos errores “metodológicos”, agrega: “Nuestra vista, es decir, el sentido que hemos escogido como la puerta de entrada a nuestro cerebro, también nos provoca muchas confusiones. El equilibrio es un concepto fundamental en la percepción de la belleza en la generalidad de los seres humanos, si agradamos al ojo, el cerebro encuentra bien el resultado, esto explica por qué buscamos patrones, moldes y reglas desesperadamente, organizando resultados y encontrando fuentes fiables, en definitiva, le estamos restando a la creación.”
Algunos teóricos proponen en este entendido el “control de los puntos de caos”, sin embargo, Maturana plantea precisamente lo contrario, ofreciendo bifurcaciones donde el proceso creativo no aparezca quieto y empantanado cual símil fotográfico, sino del todo vivo, generando espacios donde cohabiten distintas formas portadoras de sentido, muchas veces cotidianas, las que construirán modelos nuevos para experimentar lo encontrado. No la misma belleza, sino una belleza nueva.
Juan Leiva Sabaj